Es una etapa natural que marca el final de los ciclos menstruales y por lo tanto la capacidad de concebir. Suele ocurrir entre los 45 y 55 años.
Se pueden experimentar una variedad de síntomas causados por la disminución de hormonas como el estrógeno, algunos van desde sofocos y sudores nocturnos hasta cambios en el estado de ánimo, sequedad vaginal, aumento de peso y problemas de sueño. También puede aumentar el riesgo de pérdida de densidad ósea, lo que incrementa la posibilidad de padecer osteoporosis.
Desde el IPS recomendamos realizar exámenes de salud regulares y hablar con un profesional sobre las afecciones que genera y obtener orientación sobre los tratamientos que existen para aliviarlos.
Gestión Dr. Lisandro Benmaor