Durante la infancia y la adolescencia, muchos problemas en los pies no se expresan con palabras, sino con conductas, cambios en el juego, en la postura o en las ganas de moverse.
Detectarlos a tiempo permite acompañar el desarrollo, prevenir molestias futuras y evitar que algo simple se vuelva un problema mayor. Observar, escuchar y consultar cuando algo cambia también es cuidar.
Gestión Dr. Lisandro Benmaor